NOTA DE INTENCIÓN DE LA DIRECTORA

Como todos los ciudadanos de nuestra planeta, noto desde hace unos años las consecuencias del cambio climático cada vez mas dramáticas.

Pero desde el verano 2018, la aceleración de este dinámica sobrepasa todas las previsiones …

Los viajes y la observación de mi entorno local, me sensibilizaron a los daños profundos causados por la sobreexplotación de los recursos naturales, y también los recursos humanos en los países del Sur, y desde unos años del Norte.

También noté la uniformización de los paisajes para los monocultivos industriales en todos los continentes.

Frente a la extensión de las modificaciones y de las depredaciones sobre los ecosistemas naturales, empezó entender que el cambio climático y sus consecuencias no se explicaban soló por el efecto invernadero provocado por las energías fósiles.

En 2000, conocí a Michal Kravcik en Vancouver durante un foro sobre el tema del agua organizado por el Consejo canadiense. El año pasado, Michal Kravcik recibió el Premio Goldman para su lucha ganadora contra una presa en Eslovaquia. Sus investigaciones sobre soluciones alternativas las había llevado tras la pista de une fenómeno desconocido y que sigue siendo difícil cuantificar científicamente : la ruptura del pequeño ciclo del agua.

Cuando me entere de que había publicado un libro en 2013, decidí ilustrar su teoría y desarrollar esta visión complementaria del cambio climático.
El efecto invernadero empezó realmente solo después de la Segunda Guerra Mundial.
Las emisiones de carbón crecieron brutalmente desde los años 1950.
Es el período de cambio cuando la industrialización aceleró y el consumo masivo se desarrolló.
Es también el inicio de la agricultura intensiva con base en la labranza mecánica, el uso de los abonos y las pesticidas químicas.

Desde el fin del siglo 20, la mundialización y su frenesí de intercambios comerciales provocaron una espiral infernal de superproducción y desperdicio de todo tipo que amenaza directamente el equilibrio natural y climático de la planeta.

Afortunadamente, las capacidades de resilencia de la Naturaleza son extraordinarias …

Respetar a las lógicas fundamentales de la Naturaleza es el hilo conductor que llega a soluciones sencillas, evidentes y eficaces que necesitamos todos realmente.

Me entusiasmé por el optimismo que se desprende de este análisis innovadora y sus ejemplos positivos y alentadores encontrados durante esta investigación.

Si la lucha contra el cambio climático queda focalizada únicamente en los gases de efecto invernadero, puede resultar como un punto muerto muy ansiogénico para las poblaciones cada vez más expuestas y preocupadas.

Ampliar el debate sobre las diferentes causas del cambio climático, unir las experiencias y las sensaciones comunas a pesar de los contextos geográficos y culturales variados, ofrecer una razón de esperar y finalmente actuar fueron las motivaciones de la realización de este documentario.

LA DIRECTORA

Valerie Valette nací en Francia (Haute-Loire). Se dedicó a unos movimientos civiles en relación al agua.

En Francia, cofundó el movimiento de oposición a la construcción de siete presas en la Loira en los años 80.

En España, luchó contra el Plan Hidrológico Nacional con los ciudadanos Aragonés y Catalanes al inicio de los años 2000.

Estas luchas victoriosas recibieron cada un premio Goldman, el equivalente del Nobel de la ecología, en 1992 y 2003.

Trabajó con el ERN (European Rivers Network), la Fundación Nueva Cultura del Agua, la fundación France-Libertés, la coordinación Eau-Bien-Commun y fue miembro del comité nacional en carga de la organización del AlternativeWorldWaterForum (FAME, Marseille – France 2012).

Ahora realiza una serie-documental llamada “Flores del Futuro” que presenta soluciones alternativas, locales y mundiales, para une visión positiva del futuro.

El primero documental “Agua Boa” (la buena agua en portugués) trata de una democracia participativa y de la gestión del agua gracias a un programa socio-medioambiental a gran escala en Brasil. Danielle Mitterand y Leonardo Boff apoyaron este película.

En 2017, salió el segundo documental llamado “Dobra Voda” (la buena agua en eslovaco).

Demuestra toda la importancia de los pequeños ciclos del agua cuya destrucción es una causa directa del cambio climático. La restauración de estos pequeños ciclos es una de las soluciones las mas sencillas y eficaces para restablecer el equilibrio climático a escala local y mundial rápidamente.

Presentado en unos festivales internacionales (Fife en París, Fidadoc en Agadir, Ecozine en Zaragoza, …), recibío en juño 2018 un premio de plata en el Festival de los Green Awards en Deauville.

En marzo 2019, fue nominado por el precio Tournesol del festival de la película verde (en Lausana/Zúrich) y proyectado en 11 ciudades suizas.